martes, 22 de agosto de 2017

Cruel

E:

No tengo más palabras para ti, ni para esto.
No tengo más de lo que en mi vida te he escrito ni más de lo que has leído.

Jamás he podido comprenderte, jamás he comprendido la razón que te acerca a mí; he comprendido bien la mía desde el primer día: te quiero y eso es suficiente.

Jamás he podido comprender la razón de tu crueldad, aquella que finalmente escuché entre tus gritos nocturnos: ''Hacerte sufrir...''.
Fue una declaración letal, absurda, visceral.

¿Sabes?, mientras mis lágrimas resbalaban por tus hombros y mis brazos te rodeaban con fuerza pidiéndote lo que nunca creí pedirte: que te quedaras; me di cuenta de que realmente lo disfrutas, es así como te complace mi dolor, mi tristeza; y es así como continúas con puñaladas que van de frente y mi sangre tibia entre tus piernas y tu cadera, entre tu aliento y los latidos de mi corazón, las alientan como la histérica que soy.

He querido decirte adiós desde aquella primera noche del resto de mis noches, desde aquella primera tarde de mis dieciocho, mientras te esperaba sobre la avenida a punto de huir de aquél mal presentimiento que me advirtió mi intuición y que, ahora, casi cuatro años después, continúo reprochándome. E. no debí esperarte, no debí quedarme, no debí besarte en el pórtico ni responder tus llamadas; E. siempre supe que mi vida jamás volvería a ser la misma desde aquél día.

Me he tomado más del tiempo necesario para intentar sobrevivir, para pensarte, para pensar en la forma en la que me gustaría quedarme, para pensar en la forma en la que me gustaría seguir sosteniendo tu mano durante el camino, mientras conduces y me llevas lejos porque, cariño, sabes conducirme hasta el límite sin remordimientos. Me he tomado más del tiempo que tengo a mis veintiuno en buscar las razones para continuar y a la vez para escapar a pesar de que durante días enteros no encuentro ni una sola en ningún extremo. 

Cito a Nino Bravo: ''Al fin he vuelto a la verdad, mis manos vacías te han buscado...''
Es cierto, no son los catorce inviernos que nos separan de existencia, ni las palabras que el mundo pueda escupirnos; vuelvo a la verdad: simplemente no lo deseas, simplemente eres fugaz, simplemente esperas a que el sol duerma para despertar en mi pecho y susurrarme al oído lo que durante la mañana no puedes; yo simplemente espero la pulsión inevitable, al frenesí del amor que se agita con mis gritos para decirte que jamás te acercarás ni un poquito a la realidad de cuánto puedo quererte. Vuelvo a la verdad: no importa cuántas veces vuelva a buscarte con mis manos vacías, mis brazos terminarán por aferrarse a la nada mientras mi juventud se disuelve y se escapa entre la arena, hacia la inmensa playa del olvido.

Me alegra que por ahora tu vida haya tomado otro rumbo, que los veinte minutos que antes nos tomaba encontrarnos, se hayan convertido en seis horas, que el álbum jamás se haya llenado, que las flores de otro se hayan marchitado. Me alegra que te aburras, que seas un imbécil con prestigio, con dinero y con criterios básicos, eso habla mal de mí también, porque yo soy de lo peor. Sé que ahora puedo verte más, que puedo tomar las maletas para ir hacia ti, y me alegra saber que no lo haré, que estoy harta, que es mejor así, que la distancia nos aleje como siempre debió ser; tarde o temprano volverás, tal vez en septiembre como hace un año, entre las luces artificiales y el azúcar, la multitud y nuestro abrazo; me alegra saber que ya no te esperaré aunque vuelvas, aunque el destino, porque estoy segura de que ha sido siempre su voluntad, ya no se interpondrá en mi tranquilidad nunca más. 

Miento, vivo en recaídas. 

martes, 15 de agosto de 2017

Poesía

Ella es más que estúpida

Abuelo

Fuiste tú quien me heredó este amor al mar,
y la melancolía como una enfermedad

Fuiste tú quien me llevó a la profundidad
sin miedo a desconocer
sin miedo a desaparecer
quien me enseñó a hacer frente a la inmensidad
y a descifrar la marea al atardecer

Fuiste tú quien confesó
que el mar vive de traición,
que la marea cambia y te aparta
que la corriente miente y te atrapa

Fui yo quien escuchó tus consejos,
que nadar así es una imposibilidad
que lo mejor es respirar y no desesperar
ya verás que pronto tú sola
entre la fuerza de las olas
volverás a la orilla
y habrás salvado tu propia vida

Abuelo
fuiste tú quien cargó el cartucho
y fui yo quien decidió cuidarse
y, a veces, sí,
cuestiono mi decisión
y, a veces no,
te juro que no lo sé
si la corriente nos arrastró
si estamos nadando mar adentro
o si nos estará ahogando el miedo
que si te has cansado de respirar
o si ya no tienes fuerzas para regresar

Tal vez fue la soledad,
ya sabes, es nuestra enfermedad
y tal vez la melancolía
lo que se vierte en el cristal durante el día

A veces te detesto,
no te miento
maldito perro hambriento
de verdad,
tú debiste apuntar
a la cabeza
no al corazón
y así la rabia
habría de terminar

Ahora sola observo
son sólo algunos recuerdos
y a la casa la invade el silencio
como ocurrió hace diez inviernos

Yo no puedo con aquello
no lo tolero
también te quiero
y te deseo muerto
para extrañarte y lamentarme
ya lo sabes,
esta soy yo
somos iguales

domingo, 13 de agosto de 2017

Sólo tiene que rimar

Compraré un libro de autoayuda
me aprenderé las frases más p....profundas
te las diré cuando te sientas hundido hasta el dolor
cuando tus quejas asfixien hasta mi motivación

Voy a hacerte un drama,
tal cual niñata
te contaré que aun tengo veintiuno
que aun soy privilegiada
para escribirte pendejadas

Voy a gastármelo todo en  aquel bar
voy a perder la consciencia,
voy a esperar la tragedia

me llevarán entre dos,
entre tres sería mejor
no voy a saber qué ocurrió

tal vez mi cabeza ruede por la hierba
y mis piernas abiertas se enciendan
hasta el aroma vivo de ignición

Voy a soñarte hasta la muerte
sufrirte hasta perderme
quererte hasta sangrar

Voy a escuchar a Rosenvinge hasta el fastidio
hasta no escuchar ya nada más
y vomitar en mi ansiedad

después vendrá Nacho
a gritarme que al final
sólo se trata de morir o de matar
voy a pensar:
''mierda, qué fatalidad.''
a este cabrón no lo tolero,
será mejor llorar

Voy a fingir incomprensión
para escribir que jamás
te va a importar...

Mierda, esto está muy mal
sólo tiene que rimar...


Imbécil

Hoy supe sobre ti: 
una sombra

no pude evitar irritarme, maldecirte, extrañarte

extrañar...

Hoy escuché tu nombre pronunciado en otros labios

Aquí viene aquella sensación de nuevo
no puedo respirar
mis pulmones no se llenan

Vamos, el café está bien hecho...

No te preocupes cariño, 
es sólo agosto
es sólo la melancolía, 
me conoces,
yo te quiero como siempre
eso es suficiente... B.


sábado, 5 de agosto de 2017

Una vez

Ya no siento nada si no es la humedad,
tus ojos cerrados entre las sombras,

la calidez de estos labios que besas para morir.

''Y lo más difícil es saber...''

Calla... sólo una noche,
aquella noche fría en la que te encontré esperando sobre la avenida,
era a mí a quien esperabas, 

era en mí en quien pensabas y yo sólo crucé...

Ya no escucho nada si no son tus palabras,
ya no digo nada si no es decirte cuánto deseo,
si no es decirte qué tan profundo es el cielo.

Lejos... siempre tan lejos.


Es la angustia que hiere el ocaso,
al dormirse el sol y terminarse el café,
la charla de este conflicto y la tranquilidad del cariño imperceptible,
incierto, injusto y posiblemente doloroso.

Entonces es así como estallo en tu boca 

y mis lágrimas en tu pecho.

Entonces es así como lo haces, 

como me perteneces hasta estrangularte...

Entonces es así...
como me rodeas hasta una dulzura que jamás conocí.

Por primera vez, 

no quiero desaparecer.
Supongo que es el daño al caer la tarde, el morir del día,
supongo que fue el amor al daño;
el sonido de la lluvia,
la humedad de las plantas,
el cielo que muere en mi memoria y la historia.

Me duele el cuerpo
víctima ineludible de las atrocidades de mi alma.


Me duele el amor al amor que jamás adquirí
y el mal que llegó por sí mismo.


Me duele en la psique,
en la existencia.

No sé qué día es hoy,
ni qué hora es...
sólo sé que mi tiempo se ha devaluado
y no hay vuelta atrás.

Cruel

E: No tengo más palabras para ti, ni para esto. No tengo más de lo que en mi vida te he escrito ni más de lo que has leído. Jamás...